A medida que las temperaturas bajan, los entrenamientos deben adaptarse para mantener a los jugadores y jugadoras seguros y eficientes. Aquí te presentamos algunas estrategias y recomendaciones para adaptar las sesiones de entrenamiento al frío.
Calentamiento prolongado y gradual
El frío puede hacer que los músculos estén más rígidos y susceptibles a lesiones. Un calentamiento prolongado incrementa la temperatura corporal y la circulación sanguínea, lo que prepara los músculos y articulaciones para la actividad física. Inicia con actividades de baja intensidad, como trotar suave o ejercicios de movilidad articular, y aumenta progresivamente la intensidad.
Vestimenta adecuada
Es crucial vestir en capas que se puedan quitar a medida que el cuerpo se calienta. La primera capa debe ser de un material que aleje la humedad de la piel, seguida de una capa aislante que retenga el calor, y finalmente, una capa exterior resistente al viento y al agua. No olvides guantes, bufandas y gorros, especialmente para los más pequeños, para proteger las extremidades y la cabeza, que son áreas donde se pierde mucho calor corporal.
Hidratación
Aunque no se sienta tanta sed en el frío, la deshidratación sigue siendo un riesgo. El aire frío tiene menos humedad, lo que puede provocar una rápida pérdida de líquidos. Asegúrate de que todos los jugadores y jugadoras beban suficiente agua antes, durante y después de los entrenamientos.
Estrategias para el uso eficiente de la energía corporal
Enfócate en ejercicios que maximicen el movimiento y la generación de calor corporal sin requerir periodos largos de reposo. Opta por circuitos de entrenamiento que combinen ejercicios aeróbicos con otros de fuerza, lo que permite mantener el calor y la circulación sanguínea activa. Este tipo de entrenamiento ayuda a los jugadores y jugadoras a mantenerse calientes y evitar el enfriamiento durante las pausas.
Técnicas de respiración controlada
Enseña y practica técnicas de respiración que ayuden a los jugadores y jugadoras a controlar la entrada de aire frío, lo que puede ser crucial para mantener el rendimiento y evitar problemas respiratorios en temperaturas más bajas. Ejercicios como la respiración diafragmática o la respiración nasal pueden ser muy útiles para calentar el aire antes de que este llegue a los pulmones, lo que además ayuda a mantener el calor interno.
Estrategias motivacionales y juegos en equipo
Implementa juegos y actividades en equipo que fomenten la movilidad y la interacción constante, manteniendo a los jugadores y jugadoras más activos y por lo tanto, más calientes. Estrategias como competencias amistosas, circuitos de juegos o desafíos pueden hacer que los entrenamientos sean más atractivos y dinámicos, además de mantener el espíritu de equipo y la motivación en días más fríos.
Conclusión
Adaptar los entrenamientos al frío es esencial para garantizar que todos los jugadores y jugadoras, desde los más pequeños hasta los mayores, puedan practicar y mejorar sus habilidades en un entorno seguro y cómodo. Implementar estas estrategias ayudará a ofrecer una experiencia positiva y productiva durante los meses más fríos.